Nuestra compañera María Capellán, presidenta de CEAPA, ha participado el pasado 8 de marzo en el acto institucional del Ayuntamiento de Valladolid, en el que ha leído un manifiesto centrado en la educación y la igualdad.
Seguimos desde las AMPAS trabajando hacia esa meta, la de la igualdad en la sociedad a través de la educación
A continuación os dejamos el manifiesto leído
“La Educación en Igualdad es un concepto que
debería ser dinámico y que evoluciona de forma paralela a nuestra sociedad”, eso
decía el Instituto de la Mujer en 2007, sin embargo, hoy 8 de marzo de 2023
estamos todavía muy lejos de alcanzar ese paralelismo entre hombres y mujeres.
Mientras tengamos que seguir
premiando las buenas prácticas en materia de coeducación, hagamos jornadas de sensibilización
de la igualdad, inauguremos centros municipales de igualdad o leyes como la
LOMLOE, en la que en sus 86 páginas de texto aparezca la palabra igualdad
en hasta 64 ocasiones, nos quedará camino por recorrer. Por eso creo sinceramente
que todavía no ha llegado el momento en que NO sigamos necesitando conmemorar este
día.
Sin cifras ni estadísticas parece que
no somos nada en este país, y son esos datos los que reflejan la desigualdad
que sigue existiendo entre ambos sexos. Y siendo la educación y las mujeres,
pilares fundamentales para que nuestra sociedad pueda avanzar, porque que sería
de nuestros colegios de primaria sin ese 77% de profesoras en sus aulas, o ese 56% en secundaria, (según un estudio de la OCDE
de 2022), dato que si a priori demuestra que las maestras y educadoras dentro de
la educación son mayoría, no cuadra con los contenidos que esas mismas mujeres se ven
obligadas a impartir. A día de hoy los libros de texto utilizados son de todo
menos igualitarios, siendo la relevancia y aparición de mujeres en los mismos muy
reducida. Y qué decir, si ese análisis lo hacemos de los nombres de los centros
educativos, en este caso el porcentaje cae hasta límites casi imperceptibles. Y
lo digo analizando los centros públicos a los que yo represento desde hace casi
2 décadas dentro de la cuidad y de la provincia.
He tenido la suerte de pertenecer,
durante 18 años, a la comunidad educativa de
uno de los pocos colegios de la capital que lleva nombre de mujer, aunque
la mayoría de la población no lo sabe, y por aquello de acortar, se comieron la
parte de quien realmente lo representa, M.ª Teresa, y es conocido solo como
Íñigo de Toro, pensando que se trata de un hombre más y no de una mujer vallisoletana que llego a la universidad
allá por los años 40, cuando la mayoría de mujeres de su época no salían de
casa, y decidió estudiar Magisterio y Filosofía y Letras, y que además de poner su voz durante muchos
años en la radio, llegó a ser Diputada y Teniente Alcalde de este ayuntamiento
en los 70, puso en marcha la delegación vallisoletana de la Asociación de
Mujeres Españolas, presidió la Asociación de Mujeres Empresariales de
Valladolid y promovió las Escuelas Isabel “La Católica” como centros gratuitos
para facilitar el acceso de las vecinas vallisoletanas a la cultura.
Si de los coles de nuestra provincia eliminamos
los que corresponden a Diosas, Vírgenes o Reinas, nos quedamos con que tan solo
un 9.6% del total llevan nombre de mujer. En secundaria salvaríamos únicamente al
IES María Moliner. Cierto es, que esta falta de nombres de colegios con nombre
femenino se ha intentado paliar en los últimos años con las nuevas
construcciones como el Elvira Lindo, Margarita Salas o Violeta Monreal. Y hay que destacar que, en Tudela de Duero, 2
de sus 3 centros públicos llevan nombre de mujer, lo que hace que no perdamos
la esperanza del todo.
Y si vamos al mundo de las AMPAS, que
es el más conozco y al que tengo la suerte de representar a nivel nacional, más
del 80 % de sus componentes somos
mujeres ,porcentaje que va disminuyendo a medida que se van asumiendo
responsabilidades en las mismas, ya sea nivel provincial, regional o estatal
donde este supone el 60%. Desde el pasado mes de junio la confederación nacional
de madres y padres de alumnado (CEAPA), hemos conseguido algo histórico y es
que por primera vez, las 4 personas que formamos la cabeza de su JD somos mujeres, que además de comprometidas con
la sociedad y el futuro de este país, todas tenemos nuestro trabajo fuera de
casa y tenemos que hacer malabares para
poder acudir a todos los compromisos y responsabilidades que conlleva estar en estos puestos.
Cuando empecé mi andadura en el AMPA
del M.ª Teresa allá por el año 2004, lo primero que me dijeron mis compañeras, fue
que el cole solo nos quería para preparar el chocolate de Navidad y la fiesta
de fin de curso, y aunque también formábamos parte del Consejo Escolar del
centro, la mayoría de las veces nuestra opinión ni siquiera era tenida en cuenta
o valorada.
Las cosas también han ido cambiando
en este sentido, hoy en día pertenecer a un AMPA supone trabajar en consonancia
con los famosos 17 ODS de Naciones Unidas y necesitas haberte sacado un Master
en Dietética y Nutrición, porque la comida que nuestros hijos e hijas comen en
los comedores nos parece fundamental. Pero también tenemos que saber de Ecología
y Medio Ambiente, porque queremos que se desplacen andando al cole, que los entornos
escolares estén libres de humos y que tengan espacios saludables donde poder
jugar. Hay que ser solidarios, por lo que no viene mal inculcarles desde
pequeños que cualquier tipo de violencia debe ser rechazada. Tenemos que
controlar de nuevas tecnologías e informática para poder llevar a cabo la actualización
del blog del AMPA, hacer las matrículas, o comunicarnos con las profes, de Twitter
o Instagram para publicitar todo lo que hacemos, es fundamental saberse vender
bien en redes en el siglo en el que vivimos, a la vez que controlamos dónde y
de qué manera utilizan nuestros pequeños “monstruitos” esas redes sociales y
que ni su integridad ni la nuestra se vea comprometida por un mal uso de las
mismas. Debemos saber de Psicología, para que su Salud Mental no se vea
resentida con todo lo anterior. Pero además debemos ser Economistas, porque con
las cuotas de los socios y las subvenciones que percibimos desde las distintas
administraciones, no nos dan para poder llevar a cabo los programas de
formación e información a las familias que planificamos a lo largo del año. Y
para todo esto, se necesita además de un tiempo que debemos compaginar con el
cuidado de nuestros hijos e hijas y nuestro trabajo dentro y fuera de la casa, porque mientras hace años en
las AMPAS estaba solo las mujeres que no trabajaban fuera del hogar y pasaban
alguna tarde a la semana dedicadas al cole, hoy en día cuando alguna de nosotras
consigue llegar más arriba dentro de este tejido en red, tienes que dedicar mucho
tiempo libre para poder desarrollarlo, porque la educación en este momento, por
suerte, está cambiando e incluye no solo contenidos teóricos sino todos los
ámbitos de la vida.
Así que llegar a liderar a nivel
nacional un movimiento como este, solo se puede lograr cuando has conseguido
encajar todas las piezas del punto anterior dentro de tu cabeza y eres capaz de
expresarlas en los distintos foros a los que asistes. Además, perteneces a uno
de estos dos grupos: te encuentras sola y por tanto no tienes que dar ningún
tipo de explicaciones al macho Alfa que dejas en casa, o cuentas a tu lado con
una pareja que entiende que la supremacía masculina y el patriarcado forman
parte del pasado y nos consideran iguales a ellos.
Yo tengo la suerte de estar en ese
segundo grupo, y aunque la profesión de mi marido sea tradicionalmente masculina
y machista, (hablamos del Ejército Español),
me siento afortunada por tener a mi lado a una persona que entiende que
esa igualdad es real y se encarga del cuidado de nuestras hijas y de la casa,
mientras yo lucho en primera línea por dejarlas un mundo mejor, al igual que él
lucha a su manera para que todas y todos tengamos los mismos derechos ante la
sociedad.
Pertenezco a una generación que no
tuvo fácil el conseguir las mismas oportunidades que nuestros homólogos
masculinos, pero sin llegar a los extremos de mi madre que, para poder hacer
cualquier gestión bancaria, necesitaba el permiso de mi padre, y tener un trabajo
en el que ganar más que su querido esposo podía considerarse una ofensa para
muchos. Observo con preocupación como los hombres jóvenes en nuestra sociedad
están volviendo atrás, intentando controlar a nuestras hijas en su manera de
vestir, sus conversaciones telefónicas o sus redes sociales, y están actuando como manadas de verdaderos
animales en sus salidas de ocio, o tratándolas como si fuesen de su propiedad,
acabando con sus vidas cuando deciden terminar con esas relaciones tóxicas que
las ahogan, cosa que a través de una buena EDUCACION con mayúsculas podemos atajar
de raíz.
Así que como se ve en el cartel
elegido este año por el Ayuntamiento para celebrar este día, escalar una
montaña no es fácil, pero si dejamos de ver las piedras de la pared como tal y
las consideramos como apoyos para poder seguir adelante, nos dará lo mismo que
sean grandes o pequeñas o que estén más separadas o juntas, pero siempre entendiéndolas
como oportunidades para poder mejorar y continuar el camino a la igualdad. Y
que cuando la cuerda de sujeción sea un hombre que va a nuestro lado y que cree
en nosotras y en que las palabras derecho, paridad, igualdad, equidad… son metas
a alcanzar juntos y no obstáculos que nos impiden avanzar en la subida a esos
puestos de responsabilidad, por fin las mujeres seremos un pilar fundamental en
la sociedad.